domingo, 26 de enero de 2014
miércoles, 28 de noviembre de 2012
UN POCO DE FE
No, no necesito más.
No necesito más. Sólo fe.
No, no necesito más para andar
sobre los mares que un poco de fe.
Vivo en la contradicción de no andar por tus caminos,
aunque sé que es lo mejor.
No, no hago caso, me resisto,
no ahondo, me despisto, ni siquiera sé quién soy.
Que tu luz me ayude a ver el sendero que he de andar
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender
que nada es imposible, puedo volver a nacer.
No, no necesito más.
No necesito más. Sólo fe.
No, no necesito más para andar
sobre los mares que un poco de fe.
No necesito más. Sólo fe.
No, no necesito más para andar
sobre los mares que un poco de fe.
Vivo en la contradicción de no ver a mis hermanos
y me cierro en mi yo.
Lucho, me canso y desisto.
No me encuentro a mí mismo y me siento aún peor.
Que tu luz me ayude a ver el sendero que he de andar
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender
que nada es imposible, puedo volver a nacer.
No, no necesito más...
viernes, 12 de octubre de 2012
El "tupperware".
No, no voy a hablar del envase de plástico
usado como recipiente para albergar cualquier producto sea comestible o no. Por
desgracia, no.
Un conocido me hablaba acerca de las redes
sociales diciéndome que él no tenía Facebook,
Tuenti, Twitter, ni nada parecido, porque no le gustaba eso de que la gente
hurgase en su vida. Le comentábamos los que estábamos a favor que allí sólo
poníamos cosas que no nos importaba que viesen los demás y que la finalidad del
asunto era estar en contacto con la gente de una forma visual.
Después me estuve fijando en la gente que
conozco que opina de forma parecida y llegué a una conclusión: hay personas a
mi alrededor que se han convertido en “tupperware”. Celosas de su intimidad en
exceso, herméticas en lo que piensan, inexpresivas en sus sentimientos…
intuyes, vagamente, lo que hay en su interior a través del traslúcido de sus
paredes, pero, no puedes asegurar qué albergan exactamente. Frases como “es
preferible no querer para que no te hagan daño”, “cuanto más das más sufres”, “si
confías en la gente, al final te verás defraudado” son su vocabulario habitual
y el sellado de su envase.
Es
cierto que a medida que nos entregamos a cualquier causa renunciamos parcialmente
a nosotros y que esa renuncia, en parte, supone la pérdida de nuestro yo en
favor de los demás y que el egoísmo nos propone que tendremos más valía cuanto
más interés desmedido tengamos en nosotros y menos en los que nos rodean. El
problema de esta forma instrospectiva
de vivir la vida es que, en esa defensa de tu yo, acabas poniendo barreras a tu
relación con los demás y acabas aislado. Cualquiera que tenga amigos, esté
casado, tiene hijos o vive en comunidad, sabrá lo difícil que es labrar una amistad
o mantener una relación, el tiempo que hay que dedicarle y los sacrificios que
conlleva. Por otra parte, el que esté en esa situación, también opinará que es
una bendición tener alguien a tu lado que te apoye en tus momentos difíciles y en
quien volcar nuestra afectividad y que eso bien vale tu compromiso con ellos.
La vida, de por sí, se ha puesto difícil en
lo que a las relaciones personales se refiere. Vivimos en un mundo consumista
que pregona el “tanto tienes tanto vales” y “el fin justifica los medios” y con
esas premisas encontramos “amigos” por lo que tenemos o lo que conseguimos
pero, qué pasa cuando nos vamos haciendo mayores y esas cosas que nos hacían
populares empiezan a no importarle a la gente o cuando lo que “tenemos” no es
suficiente para hacernos especiales. Si además añadimos que nos hemos convertido
en acorazados e impermeables a los sentimientos el cóctel se convierte en
explosivo y en cualquier momento dinamita nuestra existencia en forma de
depresión o crisis existencial.
Por muy importante que sea lo que guardáis
en vuestro interior, no lo condenéis al anonimato. La rosa más bella, encerrada
en un envase de plástico, se marchitará de igual forma que la que luce al aire
libre, pero la diferencia está en que en el color y el olor de esta última
perdurará en aquella gente que ha tenido la suerte de disfrutarlos. La frase “Gratis
daremos lo que gratis se nos dio” puede ser un buen lema para vivir y, sobre
todo, si hacemos de nuestra vida un tiempo
de siembra, tendremos algo que recoger en nuestra ancianidad.
Ya lo decía la Madre Teresa de Calcuta: “No hay mayor pobreza que la soledad”.
Pues nada, sed ricos.miércoles, 4 de abril de 2012
viernes, 25 de noviembre de 2011
SIN PALABRAS...
Sin palabras quisiera que me comprendieras …
… que con sólo mirarte bastara… Que mis ojos hablasen y contase mil historias mi mirada.
En mi pecho despiertas pasión, deseo, apoyo, complicidad, amistad, vida, pero luego, al hablarte, noto que la palabra no conjuga el verbo de mi alma.
En mi pecho despiertas pasión, deseo, apoyo, complicidad, amistad, vida, pero luego, al hablarte, noto que la palabra no conjuga el verbo de mi alma.
El silencio es libertad, en la escucha y en la espera, y sin embargo, a mi pesar, la palabra me condena, pues quisiera decirte aquí estoy, sin pedirte nada a cambio, compañera, y de mis labios salen reproches, que nuestro agua envenenan.
Yo maldigo la palabra, porque no es mi consejera, porque me falla, traiciona, me vende, solo sabe hablar de ideas, y se olvida que la sangre, esa que va por mis venas, si conoce al corazón que por ti late con fuerza.
Soy dueño de mi silencio en el que fraguo quimeras, de quedarme en tu regazo y que tú me comprendieras, acaso persigo ese sueño que la realidad se lleva, pues llega el momento, te hablo, y son distintas nuestras lenguas.
En qué momento dejé de ser profeta en tu tierra, de ser adalid de tu causa, de hablar tu lengua materna y me volví extranjero en tu casa, invasor en pie de guerra.
Sin palabras quisiera acercarme y así poder tocar tu conciencia, desnudarme de intenciones y mostrarte con llaneza, lo que siento, vivo y tengo, sin tapujos, con franqueza.
Sin palabras… sin pronunciar ni una palabra… quisiera que me comprendieras.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
CINE, CINE, CINE... MÁS CINE POR FAVOR
La industria del cine está en la actualidad un poco rara. No hay nada más que ver la cartelera y podremos apreciar la falta de buenas historias. Cuando no es un remake un poco maquillado, es una secuela o una precuela o un spin-off. Si además, a ello añadimos la incursión de los personajes de comic que hacen que su primera película se destine a explicar el origen de éste y dejar varias entregas para ir desgranando la historia o las sagas venidas de éxitos de la literatura que no siempre son fáciles de adaptar al cine y que, si son fieles a la novela, además se encuentran con el problema de perder originalidad para el que ya ha leído los libros, nos encontramos con un panorama en el que, descubrir una película que nos sorprenda, se hace difícil.
Pues mira por donde, parece ser que para hacer una película profunda, con sentimientos, que a la vez que me entretiene me haga cuestionarme principios, basta con acercarse a la realidad y coger una historia de la calle, del día a día, de una casa de un barrio marginal de cualquier lugar, bien escrita -me imagino que fiel a la novela original push- y llevada a la pantalla de una forma digna. Hace unos años me pasó con Crash y ahora, algo tarde desde su estreno, me ha pasado con PRECIOUS. Ya sé que no es la mejor película que he visto, ni soy capaz de apreciar si las actuaciones son memorables, y que, seguramente, para un entendido, tendrá sus fallos, pero lo que sí puedo asegurar es que es una película que se ha de ver. Dura, pero necesaria. Necesaria porque hay que descubrir interpretaciones como la de la protagonista –Gabourey Sidibe- y la de la madre –Mo’nique-, pero, sobre todo, porque no debemos olvidar que alrededor nuestro están sucediendo historias como la de la ficción pero de las que no podemos contentarnos con ser simples espectadores a través de la pantalla.
domingo, 23 de octubre de 2011
para el creyente....y para el que no lo es
Vídeo del pasodoble de la comparsa “Los defensores de Luis” en el Carnaval de Cádiz 2011. Merece la pena escucharlo. Más abajo tienes el link y la letra de la canción.
Cada vez que digo que yo soy creyente
aparece algún valiente que me juzga,
con la voz cobarde del intransigente
que surge siempre de la censura.
Esos que presumen ser inteligentes
y van buscando su razón en la incultura
porque no entienden que la fe me haga más fuerte.
¿Que simplemente es un invento de los curas?
¿Que surge nada más?
¿Que surge por el miedo hacia la muerte?
¿Y a quién se ofende si le doy gracias a Dios?
¿Y a quién se ofende si le pido protección?
Qué más me da quién me comprende
si el creer me hace más fuerte
y me hace ser mejor persona.
Si a Dios lo encuentro solamente en el amor
y no en las manos indecentes
que se justifican si le adoran,
ni en las manos pederastas
ni de aquellos que mataran
y juraran en su nombre.
Dios está en las manos del que ayuda,
del que no pregunta nunca
y que perdona los errores.
Ese es el Dios que me llena,
ese es el Dios que ilumina.
Y si en el mismo día en que me muera
compruebo de verdad que no existiera,
la misma fe que muchos tirarían,
si me hizo ser feliz toda mi vida,
ya había valido la pena,
ya había valido la pena.
ya había valido la pena.
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