viernes, 25 de noviembre de 2011

SIN PALABRAS...



Sin palabras quisiera que me comprendieras …
        … que con sólo mirarte bastara… Que mis ojos hablasen y contase mil historias mi mirada.
      En mi pecho despiertas pasión, deseo, apoyo, complicidad, amistad, vida, pero luego, al hablarte, noto que la palabra no conjuga el verbo de mi alma.
        El silencio es libertad, en la escucha y en la espera, y sin embargo, a mi pesar, la palabra me condena, pues quisiera decirte aquí estoy, sin pedirte nada a cambio, compañera, y de mis labios salen reproches, que nuestro agua envenenan.
        Yo maldigo la palabra, porque no es mi consejera, porque me falla, traiciona, me vende, solo sabe hablar de ideas, y se olvida que la sangre, esa que va por mis venas, si conoce al corazón que por ti late con fuerza.
        Soy dueño de mi silencio en el que fraguo quimeras, de quedarme en tu regazo y que tú me comprendieras, acaso persigo ese sueño que la realidad se lleva, pues llega el momento, te hablo, y son distintas nuestras lenguas.
        En qué momento dejé de ser profeta en tu tierra, de ser adalid de tu causa, de hablar tu lengua materna y me volví extranjero en tu casa, invasor en pie de guerra.
        Sin palabras quisiera acercarme y así poder tocar tu conciencia, desnudarme de intenciones y mostrarte con llaneza, lo que siento, vivo y tengo, sin tapujos, con franqueza.
        Sin palabras… sin pronunciar ni una palabra… quisiera que me comprendieras.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

CINE, CINE, CINE... MÁS CINE POR FAVOR


        La industria del cine está en la actualidad un poco rara. No hay nada más que ver la cartelera y podremos apreciar la falta de buenas historias. Cuando no es un remake un poco maquillado, es una secuela o una precuela o un spin-off. Si además, a ello añadimos la incursión de los personajes de comic que hacen que su primera película se destine a explicar el origen de éste y dejar varias entregas para ir desgranando la historia o las sagas venidas de éxitos de la literatura que no siempre son fáciles de adaptar al cine y que, si son fieles a la novela, además se encuentran con el problema de perder originalidad para el que ya ha leído los libros, nos encontramos con un panorama en el que, descubrir una película que nos sorprenda, se hace difícil.

        Pues mira por donde, parece ser que para hacer una película profunda, con sentimientos, que a la vez que me entretiene me haga cuestionarme principios, basta con acercarse a la realidad y coger una historia de la calle, del día a día, de una casa de un barrio marginal de cualquier lugar, bien escrita -me imagino que fiel a la novela original push- y llevada a la pantalla de una forma digna. Hace unos años me pasó con Crash y ahora, algo tarde desde su estreno, me ha pasado con PRECIOUS. Ya sé que no es la mejor película que he visto, ni soy capaz de apreciar si las actuaciones son memorables, y que, seguramente, para un entendido, tendrá sus fallos, pero lo que sí puedo asegurar es que es una película que se ha de ver. Dura, pero necesaria. Necesaria porque hay que descubrir interpretaciones como la de la protagonista –Gabourey Sidibe- y la de la madre –Mo’nique-, pero, sobre todo, porque no debemos olvidar que alrededor nuestro están sucediendo historias como la de la ficción pero de las que no podemos contentarnos con ser simples espectadores a través de la pantalla.
        Espero que si alguno se anima a ver la película, además de disfrutar de ella, para lo que es necesario sufrir con los protagonistas, lo haga bajo el prisma de intentar descubrir qué me está exigiendo como persona. Dicen que el compromiso social es la respuesta del ciudadano ante la realidad que vive… pues sí, eso se nos pide.